domingo, 1 de diciembre de 2013

Pico Argentino

La hicimos. Esta vez, vemos la cima del Pico Argentino del Tronador desde el refugio Meiling, mientras se cubre de nubes con la alegría de haber hecho cumbre.
Es satisfacción,orgullo, fruto de muchas cosas incluyendo la suerte. Pero sabemos que hubo planificación y entrenamiento. Y testarudez, ya que quisimos hacerlo el año anterior pero la meteorología no lo permitió.

Salimos el domingo de Baires y subimos al Refugio Meiling por el bosque. Ya desde un rato antes de dejar atrás la vegetación el piso se cubrió de nieve. Se nota que este año nevó más, y más tarde. El final de la subida estaba buenísimo, con un paisaje blanco muy distinto al de la roca pelada del verano.
Aprovechamos el lunes para descansar e hidratarnos mientras llegaba Georgie, que venía un día detrás nuestro. Seguimos entrenando, esta vez con mochilas de 23 Kg  y 1000 de desnivel, a pesar de habernos levantado al alba y que a la puesta del sol seguíamos subiendo.

Así que preparamos nuestro equipo de escalada, charlamos con Craig y Juanjo sobre el día siguiente y nos fuimos a dormir temprano.

A las 3 nos despertamos ( en realidad a las 12 y media me había despertado y con los ojos como huevos fritos esperaba la hora de partir. Ansiedad ? ) desayunamos, equipamos en plena oscuridad en el frío bajo cero de un día prometedor, y partimos hacia arriba, hacia un mar de estrellas.

Paso a paso, tramo a tramo, subimos evadiendo las grietas que se dejan ver. Las otras, en parte las adivinamos, y en parte las negamos en nuestras mentes. Si no lo hiciéramos, no podríamos subir.

Juanjo lidera una cordada, seguido por Marcelo, yo y Pablo que cierra. Va aclarando y sé lo que sigue: el Trona, ambas cumbres visibles - Internacional y Pico Argentino- se tiñen de rosa, naranja y fuego.

La otra cordada, que guía Craig seguido por Georgie y Raúl, en algunos momentos va paralela a la nuestra. Quizás hacemos algún comentario, pero el ritmo de la subida no nos permite hablar mucho. No es que la falta de oxígeno sea importante, pero a 3000m de altura, se comienza a notar la diferencia.


Paramos varias veces para desabrigarnos en un día que promete ser despejado con un cielo azul profundo, sin polvo ni smog. No hay contaminación, ni llamados, ni Whatsapp. Llevamos todo con nosotros, nuestros afectos y pasiones, los recuerdos y proyectos.

Yo estoy feliz, viendo la la cumbre del Filo de la Vieja, y a mi hermano frente a mí, unidos por nuestra cuerda, ahora imaginaria.

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Hacia la Depresión subimos rápidamente, aunque nos desgasta físicamente. Sabemos que es un día de 1400m de subida, y otros tantos de bajada, y seguimos parando para desabrigarnos o para emparchar un rozamiento que no queremos que se transforme en ampolla.
Nos quedamos en remera. Insólito, como negar el calentamiento global viendo como desaparecen los glaciares que recorremos año tras año.

Almorzamos muy cerca del col (collado) a un metro de unas fumarolas sulfurosas. Es como elegir almorzar en la costa del río Reconquista. No fue la mejor idea.

Nos preparamos para el ataque a la cumbre, la parte técnicamente más difícil. Este año, la pared Sur, que tanto Pablo como yo hemos subido en el pasado, parece aún peor. De hecho, la "normal" tiene lo suyo, expuesta y mixta,  muy empinada y con caída hacia una grieta sin fin. No hay simpáticas descripciones de los tonos de azul de las grietas : no queremos ni saber sobre los colores de sus paredes ni cuan profundas son.

Y tras algunos pasos con relevos, llegamos todos a la cumbre.

Como tantas veces en la vida, no es la cumbre en sí lo que importa, sino el camino recorrido. Y lo que queda por recorrer. Y no es metafórico sino real.
Le digo a Mer por teléfono : "ahora falta la otra mitad".









La bajada es más espectacular que la subida, y comenzamos a regresar tras los festejos y descanso en la cumbre. Sí, hubo abrazos, fotos, un par de llamados a casa y hasta algún insólito Whatsapp.
 (click para ver el video ===>  )


"En el aire" describe la velocidad con la que descendimos una vez que terminó la parte difícil. A las zancadas y sin parar perdemos altura a increíble velocidad.

Ya debajo del Filo de la Vieja, el Sol, que nos abrasó todo el día, hizo estragos en la nieve. Cada paso nos hunde casi hasta la rodilla, lo que nos obliga a un esfuerzo importante. Me cansé. Los últimos kilómetros hasta el refugio son interminables. Ni pienso en contar pasos, me niego. Agotado, mi amigos me hacen pata porque saben -en carne propia- que me quedé sin pilas. No es grave, porque no tenemos que armar carpa ni pared protectora, y no tenemos que encontrar el lugar. Las condiciones fueron óptimas y eso ayudó al éxito de la etapa.

Festejamos con abrazos, cena y yéndonos a dormir temprano.

Un merecido día de descanso nos permite evaluar la siguiente etapa ( la idea original era ir al Viejo Refugio Tronador ) que nuevamente queda para otro año, En vez, decidimos cruzar el glaciar hacia el Refugio Rocca en el Paso de las Nubes. Dicen que ahora le funciona la calefacción. Será cierto? Allá vamos !


A la salida del sol del jueves emprendemos la marcha sobre nuestros grampones en dos cordadas.Con las nubes apenas debajo nuestro, vemos el paisaje mutar de surrealista a inexistente, a medida que nos adentramos en una densa cortina blanca. Pero llegamos a disfrutar el cruce del glaciar. Ya dentro de las nubes descendemos por nieve y finalmente piedra hasta el Rocca.

Ahora sí constatamos que el generador hidroeléctrico funciona, y con él, la calefacción.

Compartimos una picada entre todos, incluyendo que soplo las velitas de cumpleaños que Mer me consiguió antes de partir. La convocatoria, enviada seis meses antes, había sido clara:

los invito a festejar mi cumpleaños (49). el 28 de noviembre próximo.
La cita es en la cumbre del Tronador.
Después nos vamos al Ref. Viejo, o volvemos al Meiling, dependiendo de cómo esté la nieve.

Quién se prende?


La muchadada, como siempre, tenía los pasajes comprados al día siguiente.

Y Mer, lejos de enojarse porque no iba a estar en casa para mi cumpleaños, se alegra que viva unos días de montaña con amigos, como lo venimos haciendo hace 10 años.

Ahora quiero volver a casa y abrazarlos, para contarles todo. Y abrazarlos de nuevo.

Disfruto de la montaña, de compartirlo con mis amigos, de los recuerdos viejos y de los nuevos. Me siento en casa.

Y ya estamos planeando la siguiente.

Mike.
Paso de las Nubes, 28/11/2013

sábado, 30 de noviembre de 2013

Más que contentos!


Ya regresamos a Bariloche, muy contentos y entusiasmados.
Iremos preparando las fotos y videos ( algunos sin desperdicio ) para compartirlo con nuestra gente, que nos siguen en este blog.
Nos vemos pronto!