domingo, 4 de diciembre de 2011

Capítulo II

El siguiente capítulo lo escribí antes de partir:

1969 fue un año increíble.

El día más corto del año, nació Mercedes, mi esposa. Recordamos cuando nos encontramos, en 1986, en el filo del Catedral, en “Cancha de Fútbol” -una planicie a 2000m de altura rodeada de las torres del Catedral- . Ella venía del Refugio Frey, y yo del lago Moreno. A partir de allí, seguimos juntos, hasta el día de hoy.

Unos pocos días después del nacimiento de Mercedes, dos hombre se posaron sobre la luna y caminaron sobre ella.

Y unos meses después, el equipo de la Patrulla Soberanía de la Fuerza Aérea llegaron a una meseta sobre la Antártida, y con sus picos alisaron el permafrost -suelo congelado mezcla de piedras y hielo- para que al final de tres meses de trabajo, quedara habilitada la pista de lo que hoy es la Base Marambio.

Suena raro que después de haber llegado a la Luna, la exploración de la Tierra no estuviese ni remotamente terminada, no?

El entonces suboficial Luján fue integrante de del equipo de personas que trabajaron para alisar la superfice helada.
Unos meses antes de partir hacia la Antártida, hizo su primer iglú detrás de los filos del Cerro Catedral, hacia el valle del Rucaco. Cuenta Luján que salió muy bonito, hasta que la lluvia lo derrumbó. Obviamente, no estaba previsto que lloviera en la Antártida.

Hoy, el Dr. Juan Carlos Luján, es el alma mater del Museo Antártico Fundación Marambio en Villa Adelina. Y fue él quien nos contó las historias y nos mostró hace justo un año las posesiones que tienen en ese pequeño museo.

Incluía una taza de te Villeroy & Boch, encontrada en el campamento donde Nordenskjöld pasó el invierno ( junto con el Alférez Sobral y el resto de cientificos ) mientras en la Argentina grande se ponía a punto la corbeta Uruguay para una expedición de rescate de renombre mundial.

Irizar comandó esa expedición -mucho antes de ser Almirante-.
En su honor se nombró al rompehielos que encabeza la campaña antártica argentina, un rompehielos que hoy está en plena refacción tras un feroz incendio.
Ese rompehielos fue fabricado por un consorcio finlandés, el mismo que fabricó las juegos de mesa Arabia en los que comemos en casa todos los días, importados por la empresa familiar que también importaba Villeroy & Boch.

El hielo genera historias...

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